Antes de empezar con la terminología financiera
Entender el lenguaje financiero puede ser complicado. Y sí, muchas veces parece diseñado para confundir más que para aclarar.
Aquí en dravonelyra trabajamos desde 2018 con empresas y particulares de Asturias que necesitan dominar estos conceptos sin perderse en jerga innecesaria. No se trata de memorizar palabras raras, sino de entender cómo funcionan las finanzas en tu día a día.
Antes de lanzarte a aprender términos como "amortización" o "liquidez", hay algunas cosas que conviene tener claras. Te ahorrará tiempo y frustración.
Nuestro enfoque para enseñar finanzas
Después de años trabajando con gente que viene sin conocimientos previos, hemos desarrollado un método que funciona. No es mágico, pero sí efectivo.
Contexto antes que definición
Primero explicamos por qué existe un término y qué problema resuelve. Luego su definición técnica. Así el cerebro lo retiene mejor que memorizando conceptos abstractos.
Casos reales de Asturias
Usamos ejemplos de empresas locales y situaciones que conoces. Es más fácil entender "EBITDA" cuando lo ves aplicado a una sidrería de Villaviciosa que en un caso genérico de Silicon Valley.
Progresión sin saltos
Cada concepto nuevo se construye sobre los anteriores. No pasamos a "derivados financieros" si aún no tienes claro qué es un "activo". Parece obvio, pero muchos cursos ignoran esto.
Lo que nos diferencia de otros programas
Trabajamos con empresas reales de la zona que nos comparten sus estados financieros (anonimizados, claro). Nuestros alumnos analizan balances auténticos, no ejercicios inventados. Además, adaptamos el ritmo según el grupo. Si en la sesión 3 vemos que hay conceptos flojos de la sesión 1, paramos y reforzamos. No seguimos adelante porque "toca según el programa".
Obstáculos habituales y cómo los solucionamos
Casi todos los que empiezan a estudiar finanzas se encuentran con los mismos problemas. Aquí están los cuatro más frecuentes según nuestra experiencia.
Sobrecarga de términos desde el principio
Muchos programas sueltan 30 términos nuevos en la primera sesión. Tu cerebro no puede retener todo eso. Resultado: frustración y abandono en la semana dos.
Explicaciones demasiado teóricas
Leer que "la liquidez es la capacidad de convertir activos en efectivo" no te ayuda cuando estás mirando el balance de tu negocio y no sabes si puedes pagar la nómina el mes que viene.
Miedo a preguntar "tonterías"
En grupos grandes, la gente no pregunta lo básico por vergüenza. Se quedan con dudas sobre "qué es exactamente un pasivo" mientras el instructor ya está en amortizaciones complejas.
Falta de práctica entre sesiones
Una sesión semanal de dos horas no basta. Si no practicas durante la semana, lo olvidas. Pero tampoco tienes tiempo para dedicarle cinco horas extra a ejercicios aburridos.
Por qué esto funciona mejor que aprender solo
Puedes buscar términos financieros en internet, claro. Wikipedia tiene definiciones decentes. Pero hay una diferencia enorme entre leer una definición y entender cómo aplicarla.
Nuestro instructor principal, Lautaro Vásconez, trabajó 12 años en banca corporativa antes de dedicarse a formación. Ha visto cómo decisiones basadas en malentender un ratio financiero han costado miles de euros a empresas locales. Esas experiencias reales alimentan cómo enseña cada concepto.
El grupo también importa. Cuando alguien pregunta algo que tú no habías pensado, aprendes más que en una clase magistral perfecta. Y cuando tú preguntas, ayudas a otros que tenían la misma duda pero no se atrevían.
"En 2024 tuvimos un grupo donde una alumna era de hostelería y otro de construcción. Sus preguntas desde sectores tan diferentes enriquecieron las sesiones de formas que yo solo nunca habría conseguido."
Los próximos programas empiezan en octubre de 2025. Grupos reducidos de 12 personas máximo, en nuestras oficinas de Gijón. Si te interesa, lo mejor es que vengas a una sesión informativa gratuita donde explicamos el método completo y resolvemos dudas específicas sobre tu situación.
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